Artículos de opinión
1 de agosto de 2023

¿Cómo se inclina la balanza?: un EE. UU. decadente, la relevancia de Biden, y la reconfiguración de un mundo multipolar

Por: Rodrigo Andrés Oñate Pabón

Escrito el 23 de abril de 2023

“Abrumador”; así describiría al sistema internacional actual, y eso que me considero un internacionalista apasionado. La verdad es que; entre el conflicto de Rusia con Ucrania; el “alboroto” en América del Sur por las declaraciones de algunos gobiernos, (incluyendo la desafortunada intervención de Gustavo Petro) haciendo una apología al intento de auto golpe de Pedro Castillo en el Perú; la fuerza descomunal con la que crece India; los ejercicios militares en el Mar Meridional de China; y un EE. UU. con una deuda que no se saldaría ni recortando todo el presupuesto de defensa; uno ya no sabe ni qué estudiar.

Entonces, en el caos en el que se mueve este nuevo mundo multipolar, pues lo más fácil es estirar la mano con ojos vendados, escoger un tema, y hablar “a la lata”, porque ¿qué más? y hoy, el papelito que me salió fue el de la decadencia de EE. UU.

Y a la parte de mi maravillosa audiencia amante de Estados Unidos, iHop, Mickey Mouse (o el Ratón Miguelito, como le decía un profesor mío), Apple, y el Work & Travel en lugares sacados de película; tranquilos, no diré que EE. UU. está en la ruina… pero casi. No me mal entiendan, este artículo no trata de ser un elemento académico; hay mucho rigor por delante en demostrar que la decadencia de Estados Unidos está llegando a un punto de quiebre. Lo que sí deseo hacer, es despertar el ánimo a probarlo.

No es un secreto para nadie, o si lo es sería un secreto a voces, que Joe Biden ha dado mucho de qué hablar. Los medios estadounidenses no se definen por si llamarlo débil, fuerte o tibio. Mejor dicho, ricitos de oro se decidió más rápido por la sopa, que ese caballero por su personalidad. Y no es para menos, la verdad es que, viéndolas de reojo, las decisiones de Biden pueden parecer contrariadas.

La realidad, que sí es genial de analizar para nosotros desde la academia, es que de contrariadas no tienen nada, más bien, las llamaría a lo menos ‘premeditadas’. Biden, creo yo, podría representar a una nueva generación de líderes demócratas que tuvieran que tomar decisiones apresuradas en un clima político inestable.

Al presidente Biden se le ha notado, en ocasiones, condescendiente, como en América Latina. Cuando se pensaba que era imposible, el primer mandatario ha respetado decisiones que hace 10 años parecerían cuentos de hadas; Petro y su política de reducción de fumigación a cultivos ilícitos en Colombia; Boric arremetiendo contra EE. UU. en la Cumbre de las Américas (retractándose a los pocos minutos, de manera a lo menos inteligente); incluso haciendo una suerte de reestablecimiento de relaciones, aun en niveles grises, con el gobierno de Nicolás Maduro. Pero Biden lo ha pasado todo por alto, protegiendo la amada América Latina como un aliado estratégico vital.

De otra parte, Biden se ha mostrado implacable. A los recientes ejercicios militares de la República Popular de China demostrando fuerza y poderío sobre Taiwán, Biden respondió enviando un destructor al Mar Meridional de China; así como ha decidido mover tropas adicionales a Yibuti en el caso en el que ‘la cosa se ponga fea’ en Sudán. Biden también dio la cara a los republicanos acusándolos de ser los responsables del estrepitoso monto de la deuda que hoy tiene EE. UU., que, por si todavía ningún diario lo ha dicho, empieza a tornarse impagable. Demostrando dureza ante sus adversarios definitivos, y ser estratégico en las luchas que escoge.

Y aun cuando hay más ejemplos de la condescendencia o fuerza de Joe Biden, lo cierto es que de poco le han valido. Una encuesta de Reuters demuestra que Biden tiene una desaprobación del 54% al 20 de abril. Y lo cierto es que CNN, CBS, FOX (evidentemente), y las cadenas nacionales más importantes de noticias del gigante americano no están hablando de Biden, sino de su sucesor, aun cuando el presidente está gritando que va a postularse de nuevo.

Los diarios parecen más interesados en la candidatura de Trump, aunque a veces nadie sabe cómo la logrará. O si Pence se decidirá para antes de julio. O si los demócratas traicionarán a Biden en el último momento. El presidente ya no es relevante, esa es la realidad, y no es clara su victoria en el 2024; aunque tampoco como académico la puedo llamar imposible, todo puede pasar.

Mientras tanto, Francia ya demostró su interés por acercarse más a otros aliados. China comanda un grupo de países, quienes quieren dejar atrás el dólar para evitar sanciones futuras. Y América Latina protagoniza una obra de rebeldía y autodescubrimiento, casi idílica. Todo está cambiando, y este es el momento de estudiar cómo, por qué y para qué o, para quienes.